"La tarde" (En el Valle de México) Está moribundo el día y el sol poniente colora las nieves del Ixtacihuatl con los tintes de la rosa. En un cielo de turquesa ligeros crespones flotan, nubes de púrpura y grana que oro mienten con sus orlas. Sobre los tendidos lagos las brisas murmuradoras van recogiendo el perfume de las frescas amapolas del mirto y del cempazúchil de las clavellinas rojas, del cacomite atigrado, de la azucena olorosa. En grato vaivén se agitan los tulares, si les toca el aliento de la tarde que va impregnando de aromas. Las flores en las chinampas inclinan ya sus corolas, y el mirasol languidece de la tarde con la sombra. Forman alegre concierto los gorriones, en las hojas de frescnos y capulines, en cuyas ramas se posan. El vuelo tienden las garzas buscando la selva umbrosa, y al abrigo de las trojes retíranse las palomas. Se oye el rumor a lo lejos de las reses mugidoras que llegan a los establos o a los potreros retornan. Por el lago transparente cruzan pesadas canosas o chalupas que ligeras mueven apenas las olas. Sembrado se mira el valle de haciendas, pueblos y chozas, y en medio de ese conjunto México, se corona con cien torres que reflejan esa luz que seductora las nieves del Ixtacihuatl tiñe de carmín y rosa.
Riva Palacio, Vicente, “La tarde” en Páginas en Verso, México: Librería La Ilustración, 1885, pp. 58-59.