María Luisa Puga (1944-2004)

Por Ignacio Trejo

Puga, la novelista

Ignacio Trejo Fuentes, “Puga, la novelista”, en Revista de la Universidad de México, nueva época, 143, enero de 2016, pp. 67-73. Online disponible en: https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/0d1efc5b-8fee-4a3e-ac64-4f13255e9607/puga-la-novelista

Aunque también publicó cuento y ensayo, además de relatos para niños, María Luisa Puga destaca sobre todo en el género novelístico. La autora mexicana, quien falleció en 2004 luego de una dolorosa enfermedad, debutó en 1978 con Las posibilidades del odio, obra atípica que desarrolla historias asentadas en un país africano y que marcaría el temple heterodoxo de su producción posterior.

Para Enrique Aguilar

María Luisa Puga (1944-2004) nació y murió en la Ciudad de México. Pasó su infancia en Acapulco, Guerrero, y en Mazatlán, Sinaloa. Luego se instaló en la capital del país. A sus 24 años salió de México para instalarse en Londres; vivió un par de temporadas en Roma, más tarde en París, Grecia, Kenia y de nuevo en Inglaterra. Durante ese periodo trashumante sólo volvió a México, específicamente a Cuernavaca, para cumplir un compromiso laboral, pero volvió a marcharse. 

En sus apuntes autobiográficos de la serie De cuerpo entero (UNAM/Corunda, 1990) confiesa que desde pequeña se propuso ser escritora, aunque no sabía bien a bien cómo se hacía eso, con qué herramientas, lo que fue descubriendo con el paso de los años. Señala que antes de su primera obra publicada, Las posibilidades del odio, escribió un par de novelas que no la satisficieron del todo: ignoro cuáles fueron, aunque es posible que una haya sido Cuando el aire es azul y, la otra, Pánico o peligro; pero sólo es eso, una conjetura. La autora apunta que pese a disfrutar su estancia en ciudades extranjeras siempre se sintió atenazada por la zozobra y por cierto tipo de soledad, aunque vivió rodeada de amigos, novios y amantes. Sin ambages dice que era infiel y gran consumidora de marihuana, obsesa lectora (aunque no de poesía), partidaria del socialismo y de las causas feministas. 

Volvió a México en 1978, justo cuando apareció Las posibilidades, con notable respuesta de la crítica. Se instaló con su pareja (Isaac Lavín) en Zirahuén, Michoacán, en una casa campestre que ellos construyeron y desde donde se dominaba el hermoso lago homónimo del poblado. Ahí impartió talleres literarios, y se trasladaba a otras latitudes para dictar conferencias y cursos o para ir a congresos. Coincidí con ella y con una veintena de escritores mexicanos en Eichstätt, Alemania, en un congreso de literatura mexicana. 

Se sabe que durante su estancia en Zirahuén fue víctima de un secuestro, y debido a los golpes recibidos su salud se deterioró hasta confinarla a la inmovilidad: la artritis reumatoide habría de acompañarla hasta su último suspiro. Este sucinto introito es necesario porque tiene que ver con el universo narrativo de la escritora; de un modo u otro esas experiencias fueron retomadas en sus novelas y en los libros de cuentos que publicó: Inmóvil sol secreto (edición de la autora, 1979), Accidentes (Grijalbo, 1981) e Intentos (Grijalbo, 1987). 

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Además de novelas, Puga publicó cuentos ortodoxos y relatos para niños, además de ensayos sobre literatura y otros tópicos, pero me he referido sólo a las primeras porque nos muestran, aun con sus altibajos, a una escritora de alto quilataje. ¿De dónde saco eso de los altibajos de la novelística de Puga? Del hecho de que escribió obras de gran nivel junto con unas en verdad menores. Tal vez la prisa por publicar provoca esa sensación. Sin embargo, debe reconocerse, además de sus dotes narrativas, la permanencia de asuntos como lo autobiográfico, la extranjería, la preocupación por situaciones sociopolíticas, el coqueteo con el feminismo y, sobre todo, la búsqueda infatigable de recursos narrativos cada vez distintos, para no repetirse siendo ella misma el núcleo de su literatura.

Transcripción y edición por Fernando A.Morales Orozco

Hipervínculos por Diego Eduardo Esparza Resendiz