Rosario Castellanos (1925-1974)

por Guadalupe Dueñas

Rosario Castellanos

“Rosario Castellanos” en Dueñas, Guadalupe. Imaginaciones. México, JUS, 1977, pp. 19-20.
  • Morir no es una ausencia, sino Una presencia en otra parte.

G. K. Chesterton

Como otros hablan de la rosa, yo hablo de Rosario: rosa florecida, rosa predestinada, rosa del llanto.

Hablo de ella. No hablo de la embajadora que atravesó el océano en sarcófago de nieve, para convertirse en símbolo, emparedada entre guerreros, libertadores, videntes en pozo de ausencia. De ella conversa el parque y el aula y la estatua y la rotonda.

Yo hablo de Rosario provinciana, desvalida, “como grano de anís”. Creatura luminosa en oficio de tinieblas; inquieta y delicada como un hilo de música, que con voz amarga dijo:

—Cuando yo muera dadme la muerte que me falta y no me recordéis. No repitáis mi nombre hasta que el aire sea transparente otra vez. No erijáis monumentos que el espacio que tuve entero lo devuelvo a su dueño y señor.

Hablo de la amiga que salió de mi hogar, una mañana, vestida de azahares, al encuentro del destino por donde la vi alejarse de todo lo que fui sueño.

Hablo de una Rosario, rosa sedienta, rosa sufrida, rosa de ideales, rosa empeñada en la Verdad Única. Una Rosario vestida de blanco por dentro y por fuera, con blancura de alma que a pocos les es dada. Graciosa, aguda, seria o profunda: invariablemente de cristal.

Sus palabras cordiales fueron efímeras, las conservo en cartas, que no me robó el viento y que con nadie comparto.

Alargo el coloquio leyendo sus poemas:

Te lo voy a decir todo cuanto muramos. Te lo voy a contar, palabra por palabra, al oído, llorando…

Y aquel que dice

Es tan fácil morir, basta tan poco. Un golpe a media noche, por la espalda, y aquí está ya el cadáver puesto entre las mandíbulas de un público antropófago.

No, no hablo de su muerte, porque “morir no es una ausencia, sino una presencia en otra parte”. Hablo de nuestra vieja amistad, rota en la vida y reanudo en la muerte.

Rosario: hablaremos pronto de cosas inconclusas, que será fácil explicarnos, en presencia de los ángeles.

Transcripción por Miguel Ángel de la Calleja López

Hipervínculos por Diego Eduardo Esparza Resendiz