Rafael Giménez Siles (1900- 1991)

Por Enrique Montero

¡Pregón! 

Rafael Giménez Siles, Retazos de vida de un obstinado aprendiz de editor, librero e impresor. (Ediapsa, México, 1940-1941. Auvermann, Alemania, 1974). México, edición privada, 1984. 

En la América de habla española es, sin duda, Romance (Revista popular hispanoamericana) la publicación más ambiciosa que promueven los exiliados españoles y, en muchos aspectos, un nuevo concepto de revista cultural. Hasta su aparición las revistas que aspiraban a llegar a Latinoamérica solían editarse en París –pensemos en la espléndida París-Mundial de Rubén Darío–. De París recibían como un sello de neutralidad y cosmopolitismo y, lo que no es menos importante, allí se encontraba el mayor centro editor de Latinoamérica y el más variopinto grupo de intelectuales hispano-hablantes. Estas revistas o solían hacer concesiones a lo mundano como podía ser la moda o eran demasiado intelectuales. Romance rompe con esta tradición. Por un lado, es el resultado de una compleja empresa editorial autóctona y, por otro, trasplanta a Latinoamérica la cultura progresista y agresiva que se ha venido fraguando en España durante décadas y que ha tenido su culminación durante la Guerra Civil. Aparece Romance en el momento clave en que Europa se encuentra a merced de Hitler y Latinoamérica está siendo bombardeada por la propaganda fascista. Su espíritu beligerante ya está patente en la frase de Malraux que preside el primer número: “La cultura no se hereda ni se transmite: se conquista”.

Romance nace gracias al singular encuentro en México del editor Giménez Siles con algunos de los intelectuales republicanos exiliados, que han hecho la revista Hora de España –ya en sí misma símbolo de la producción cultural durante la guerra. Todos ellos han estado trabajando en aquella época de una manera independiente, pero complementaria, por la “difusión de la cultura”. El mismo Sánchez Barbudo ya ha narrado su colaboración con Lorenzo Varela para el proyecto inicial de Romance en su introducción a la reimpresión de la revista (Verlag Detlev Auvermann KG, 1914). Sin embargo, el papel que jugó Giménez Siles, sin cuyo talento editorial no hubiera sido posible Romance, ha quedado injustamente relegado a un segundo término. 

Giménez Siles había dirigido en Madrid las revistas El Estudiante y Post-guerra durante la dictadura de Primo de Rivera. Estas experiencias le demuestran la necesidad de dedicarse plenamente a divulgar la cultura progresista por medio de libros. Aunque después de fundar la legendaria editorial Cenit (1929), va a hacer posible con la imprenta que posee junto a Joaquín Arderius, la aparición de la notable revista política Nueva España (1930-1931), su vocación de editor de libros es ya central. Como dijo en una entrevista de 1929 su programa editorial “respondía a un ideal perfectamente estructurado y sentido con hondo y sincero fervor”. Durante la República profundiza en la promoción moderna del libro y, a iniciativa suya, se empiezan a celebrar las primeras Ferias del Libro de Madrid (1933). Desde la Agrupación de Editores Españoles promociona la creación de los “Camiones-stand” que van a llevar la cultura a los lugares más alejados. Pero es durante la Guerra Civil cuando puede desarrollar toda su capacidad de editor comprometido. Con el apoyo oficial pone en pie, entre otras, la más importante editorial de la guerra, “Nuestro Pueblo”, que edita desde libros de Valle Inclán, Miguel Hernández, hasta la Biblioteca Popular de Cultura y Técnica. Funda librerías y la importante Distribuidora de Publicaciones, S. A. Es esta labor durante la guerra que hace que amigos mexicanos de la República española apoyen el proyecto de montar una empresa semejante en México. Ante la propuesta de Giménez Siles, quien ha encontrado el apoyo oficial español, el embajador mexicano, Adalberto Tejeda, escribe al presidente Lázaro Cárdenas sobre el proyecto de Giménez Siles: “Juzgo que la empresa que nos ocupa entraña sumo interés para el porvenir cultural y revolucionario de nuestra patria, puesto que se trata de establecer una verdadera fuente de ideología socialista, que asentada en México, irradie su influencia en todos los diversos países de la América de habla española, en los que, usted lo sabe bien, resulta ya alarmante cómo se están difundiendo, por los libros, por la radio, por la prensa, etcétera, las doctrinas del fascismo y del nazismo, amenazas peligrosísimas no sólo para las instituciones democráticas sino hasta para la más elemental cultura humana” (Barcelona, 22 de abril de 1938). En este favorable clima Giménez Siles va a fundar, con capital mexicano, Edición y Distribución Ibero-Americana de Publicaciones, S. A. (EDIAPSA), poco después de su llegada a México. EDIAPSA es un concepto de largo alcance editorial que tal incluye, como don Rafael ha desarrollado durante la guerra, distribuidora, editoriales y librerías. Como ha señalado Francisco Caudet en su imprescindible Romance: una revista del exilio (Madrid, 1976) se puede encontrar un precedente de EDIAPSA en el “monstruoso”, como lo llama don Rafael, conglomerado editorial de los últimos tiempos de la monarquía, Ciap, que va a utilizar a La gaceta literaria como vehículo de promoción. EDIAPSA, sin embargo, está bien planteada y va a desarrollarse según sus propios recursos lo permiten, y Romance, a diferencia de La gaceta literaria, defiende una cultura comprometida.

Giménez Siles es continuador de la tradición de la editorial Sempere, que durante las primeras décadas del siglo despierta la inquietud política y social de gran número de jóvenes, entre otros, del mismo don Rafael. En el ámbito europeo de los años veinte y treinta tampoco se puede olvidar al alemán Willi Münzenberg cuando se habla de Giménez Siles. Münzenberg había fundado, al principio de los años veinte la Internationale Arbeiter Hilfe, conocida como Socorro Rojo en España. Desde esta organización iba a promover numerosas iniciativas y editoriales. La actividad de Giménez Siles tiene contactos muy significativos con el prodigioso alemán. Es, por ejemplo, representante en España, en 1933, del Comité Mundial de la Lucha contra la Guerra Imperialista que preside Henri Barbusse, pero que inspira Münzenberg. Sin embargo, lo que realmente les identifica es la privilegiada capacidad técnica y organizadora al servicio de la cultura progresista. Precisamente el proyecto editorial que Giménez Siles va a poner en marcha durante la guerra lo va a llevar el Partido Comunista Español al Bureau de Presse de la Komitern, que dirige Münzenberg, para su visto bueno. Lo irónico y verdaderamente extraordinario es que Giménez Siles –y en buena parte Münzenberg– consigue hacer sus empresas culturales económicamente autosuficientes e incluso rentables.

La cultura que tanto Giménez Siles como Münzenberg defienden es, en el fondo, la progresista por encima de cualquier partido, y en aquella época ésta estaba mejor representada para muchos por el Partido Comunista. Sin embargo, hombres de la creatividad y habilidad de Giménez Siles y Münzenberg estaban condenados a romper con el PC. El poder creciente de burócratas de estrechas miras y motivaciones demasiado humanas va a hacer la colaboración imposible. Giménez Siles, con más fortuna que Münzenberg, quien ha roto con el PC en 1938 y es asesinado en 1940, va a sobrevivir para seguir sirviendo a la “difusión de la cultura”.

Lamentable es que la sombra de un partido fuera tan asfixiante como para imposibilitar la más elemental comunicación de un grupo de hombres del calibre de los que hicieron Romance. Rotos los lazos, otro Romance fue ya imposible. El significado de Romance quedaba, de todas formas, muy claro sólo hace unos años cuando Lorenzo Varela, exiliado de la Argentina, hablaba semanas antes de su fallecimiento acaecido en 1979 de lanzar un nuevo Romance. En esos momentos en que dictaduras militares dominaban a media Latinoamérica había que hacer la revista , decía, en París. La historia había dado una caprichosa y amarga pirueta.

Que Giménez Siles ha sacrificado el prurito de escritor por la apremiante necesidad de difundir la cultura, se hace obvio en el diáfano estilo, en la maestría con que nos cuenta episodios de su vida. Su propio trabajo de investigación hace, además, muy difícil para el prologuista poder añadir algo. Todos sus lectores esperamos con impaciencia sus próximas entregas. Londres, agosto 1984.

Transcripción por Guadalupe Tolosa

Hipervínculos y notas por Diego Eduardo Esparza Resendiz