Antonio Teja Zabre (1888-1962)

por Julio Torri (1889-1970)

Alfonso Teja Zabre

En Obra completa, FCE, México, 2011, p. 672

Acaso la cualidad esencial del novelista es el humor narrativo, la vena del que sabe contar historias y mantiene siempre despierto el interés del auditorio hacia las peripecias de la trama, los problemas espirituales de los personajes, y las amables ideologías de las conversaciones y de los comentarios. Y precisa convenir que esta condición imprescindible en el novelista y cuentista existe clarísimamente en Alfonso Teja Zabre.

Su última novela La Esperanza y Hati-ké puede decirse que se desenvuelve en un amplio escenario, constituido por tres planos: el episodio novelesco del protagonista con Esperanza y la bella veracruzana; el momento patético en que cayó el régimen de Porfirio Díaz y adviene un nuevo México; y el drama internacional en que los personajes son nuestra Patria, confiada e indefensa; los Estados Unidos, henchidos de soberbia capitalista y ambiciones imperialistas; y el caballeresco Imperio del Sol Naciente, que ha sabido conservar sus tradiciones heroicas dentro de nuestra civilización occidental, y cuya actitud ante el poderío anglosajón, reservada y ambigua, inquieta a los leaders políticos de allende el Bravo.

Solía decir don Ramón del Valle-Inclán que el cinematógrafo es una piedra de toque para las novelas. Las buenas, en que los personajes se definen a través de la acción, son susceptibles de adaptación a la pantalla. En cambio, las malas, en que los tipos derivan de definiciones y abstracciones del autor, no soportan la prueba. Teja Zabre ya ha llevado al cinematógrafo con magnífico éxito una novela anterior, Alas abiertas. Y es que este escritor nuestro no escribe novelas a priori, sino de acuerdo…

Transcripción por Ernesto Sánchez Pineda

Hipervínculos por Diego Eduardo Esparza Resendiz