Jesús Urueta (1867-1920)

por Mariano Silva y Aceves (1887-1937)

Mariano Silva y Aceves, “El divino embaucador”, en Un reino lejano (narraciones/ crónica / poemas), estudio preliminar de Serge I. Zaïtzeff, Fondo de Cultura Económica, Letras mexicanas, México, 1987, p. 166.

 Se ha consagrado un bello jardín a la memoria de Urueta y todavía resuenan en aquel ambiente las palabras cálidas de Lozano, haciendo el panegírico ante el busto discreto de aquel amado de las musas. 

Urueta es enteramente del tipo mexicano que se prolonga hacia atrás en nuestra historia literaria encontrando bellos representantes en don Justo Sierra, en Altamirano, en el Nigromante, sin tener la majestad del primero, la modestia del segundo, ni la firmeza del último; pero, como todos ellos, gran orador y político, apasionado del buen decir y con esfuerzos por sacudir la mentalidad de su pueblo.

La generación literaria de Urueta –acaso extinguida ya– dejó un rastro luminoso y un aliento definitivo en el afán artístico de las juventudes que le siguieron. Aquel grupo prestigioso de La Revista Moderna es inolvidable y Urueta era su espíritu superior. 

Su generación oratoria –que todavía cuenta con dignos retoños– mucho le debe y le reconoce, pues no fue poco proclamarlo el primer orador de su tiempo.

El espíritu de los oradores característicos sigue un vuelo tan rápido y cambiante que no es fácil reducirlo a una síntesis que lo compendie, pero son hombres que, como decía Platón, conocen la salud de las multitudes tanto como los médicos la de los individuos. Por eso son hombres universales y los pueblos los veneran. 

Un reino lejano

1987

Transcripción y edición por Ernesto Sánchez Pineda

Hipervínculos por Verónica Yaneth Galván Ojeda